domingo, 2 de junio de 2013

Los amantes de Teruel.

   Hoy voy a contaros la historia de los amantes de Teruel. Todo el mundo ha oído hablar de ellos, pero ¿quién conoce su historia?
    El otro día fui a Teruel y tuve la ocasión de saber lo que les ocurrió a estos dos amantes. Aquí os dejo su historia:

    Juan e Isabel se conocieron siendo los dos muy jóvenes y ambos se enamoraron perdidamente el uno del otro. Sin embargo, debido a que los dos procedían de clases sociales diferentes, no podían estar juntos. Ella era hija de un señor muy rico y poseedor de varias tierras, mientras que él, era hijo de un campesino.
    Un día, Juan le prometió a su amada que iría a buscar riquezas por la tierra y el mar y que dentro de cinco años volvería para convertirla en su esposa. Juan marchó e Isabel prometió esperarle, pero su padre estaba deseando que ella contrajera matrimonio con alguno de los hijos de sus amigos adinerados. Ella siempre rechazaba a los candidatos de su padre, siendo fiel a la promesa que le hizo a Juan y esperando a que él volviera.
    Los cinco años pasaron y el joven no aparecía y ella no había recibido ninguna carta por parte de él, por lo que la esperanza de Isabel decayó, mas ella siguió esperándole un par de años más. Pero, finalmente, Isabel perdió toda esperanza y aceptó casarse con el hijo de un buen amigo de su padre.
    Pocos días después del enlace, Juan llegó de su largo viaje en el que consiguió reunir la riqueza suficiente como para poder casarse con Isabel, pero cuando a sus oídos llegó la noticia de que ella había sido desposada con otro hombre, su corazón se rompió. Aún así, quiso hablar con su amada para saber si ella le seguía queriendo.
    Se coló en la habitación de Isabel, se puso junto a ella y la despertó. Ella se alegró muchísimo de verle, pero también se asustó, ya que su marido estaba durmiendo a su lado y temía que se despertara y viera a Juan allí. Los dos amantes se miraron fijamente hasta que Juan rompió aquel silencio.
    -Bésame, que me muero – le dijo en un susurro.
    Eso era lo que Isabel más deseaba en ese mundo, pero recordó que ahora estaba casada y debía serle fiel a su marido, por lo que ella rechazó su petición.
    -Bésame, que me muero – volvió a decir el joven, pero ella volvió a negarse.
    Ante su rechazo, Juan cayó desplomado sobre las sábanas. Isabel no se creía lo que veían sus ojos: su amado había muerto delante de ella. Alarmada, ocultó el cuerpo de Juan, despertó a su marido y le dijo:
    -Cuéntame alguna locura.
    Su marido, extrañado por su petición, accedió a ella y le contó una locura. Cuando terminó, Isabel le dijo:
    -Ahora me toca a mí contarte una locura – y le contó todo lo relacionado con Juan y cómo había muerto a sus pies.
    -¿Y por qué no le besaste? – le preguntó su marido.
    -Porque tú eres mi marido y tengo que serte fiel – le dijo ella  a lo que él le dijo que debía ser elogiada por su inmensa fidelidad, pero aún así, él le seguía diciendo que tendría que haberlo besado para que no hubiera muerto.
    -Tenemos que sacarlo de aquí – le dijo a su esposa –. Si alguien lo encuentra creerá que he sido yo el que lo ha matado.
    Así que los dos cogieron el cuerpo de Juan y en mitad de la noche lo llevaron hasta la casa de su padre, donde lo encontraron a la mañana siguiente.
    Isabel seguía dándole vueltas a ese beso que no le había dado y sentía que ella era la única culpable de su muerte, por lo que, antes de que lo enterraran, decidió ir a darle un beso.
    El día del entierro, Isabel se acercó al muerto, pasando entre las filas de parientes de Juan y siendo observada por todos ellos, pero a ella no le importaba, en su mente solo estaba el deseo de darle a su amado el beso que no le había concedido.
    Al llegar junto al cuerpo de Juan, se inclinó sobre él y le dio un suave y dulce beso en los labios inertes, para después, dejarse caer sobre él.
    Los parientes del difunto no vieron bien que una muchacha que ni siquiera era de la familia estuviera así sobre el cuerpo de Juan, por lo que se acercaron a ella para decirle que se apartara, mas Isabel ya no les oía, ya no podía moverse. Había muerto junto a su amado.
    Nadie entendía nada de lo que acababa de ocurrir, pero entonces el marido de Isabel les explicó lo que ella misma le había contado la noche en que Juan se coló en su habitación. La gente se emocionó con aquella historia y el propio marido fue el que dijo que los enterraran juntos.

    Desde entonces, los cuerpos de Isabel y Juan descansan juntos, enterrados entre los muros de Teruel, mientras su historia de amor recorre todo el mundo y permanece viva en la memoria de la gente.

    Espero que os haya gustado :)

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