miércoles, 29 de mayo de 2013

Cosquillas.

    Esto es muy extraño. Algo nuevo y desconocido que nunca había sentido antes. Últimamente lo siento muy a menudo: en cualquier sitio, a cualquier hora… pero siempre ocurre cuando en mi mente aparece el nombre o la imagen de esa persona. ¿Por qué siento esto? No es más que un chico más y sin embargo es capaz de hacerme sonreír con su simple presencia.
    Más de una vez he pensado en la posibilidad del amor. ¿Me estaré enamorando? No sabría qué contestar, ya que nunca antes me ha pasado algo como esto. Por una parte diría que no, porque no le conozco, solo he hablado con él un par de veces y ni si quiera sé si lo que siento es simple atracción o en realidad es algo más grande y complicado.

    Cosquillas. Esa es la palabra que utiliza mi madre para describir la sensación que se siente al estar enamorado… cosquillas. ¿Siento cosquillas por ese chico? Desde luego cuando le veo siento algo, como un escalofrío cálido que empieza en la boca del estómago y se extiende por todo el cuerpo…. Una sensación que me he acostumbrado a sentir.
    Dicen que ahora estamos en la edad de echarnos un noviete y enamorarnos cada dos por tres, que es ahora cuando más alterados estamos. Puede que esto solo sea debido a las hormonas, ¿por qué no? Todo puede ser. Ahora bien, sigo sin saber qué pensar sobre este tema. ¿Estoy enamorada o no? Lo que estoy es hecha un completo lío, pero una cosa está clara: cada vez que le veo, que vuelvo a sentir esas cosquillas o cada vez que susurro su nombre en mi mente una y otra vez, las cosas parecen volverse fáciles y sencillas de repente y esa pregunta encuentra una respuesta.

    Una vez, alguien me dijo que si te gusta una persona durante más de tres meses, es porque te has enamorado de ella. Según esto, yo estoy completa y absolutamente loca de amor por ese chico.

jueves, 23 de mayo de 2013

Mi luz se apagó.

   Siempre quise saber si esa persona sentía lo mismo por mí que yo por ella, si cada vez que me veía sonreía sin querer o me buscaba con la mirada cuando no me encontraba.
   Siempre quise saber qué sentiría en mi primer beso, cómo sería y si ese chico, ese que sin darme cuenta se había colado en mi vida, sería el que me lo diera.
   Siempre quise saber quiénes eran mis verdaderos amigos, quién se preocupaba por mí o solo quería estar conmigo por conveniencia, quién haría cualquier cosa para verme sonreír y quién intentaría hundirme.
   Hace tan solo un par de días me preguntaba todas estas cosas y muchas más, pero ahora ya sé las respuestas y, he de admitir que, a pesar de ya no sentir nada, casi pude notar cómo dolían, como un puñetazo en el estómago que te deja sin respiración durante un instante.
   Hace dos días, yo era una chica más. Dieciséis años, morena y no muy alta; de ojos verdes, con gafas y tímida; con una imaginación que se perdía siempre en nuevos mundos y situaciones que nunca llegarían a suceder. Sí, era una chica normal y corriente sin nada que llamara especialmente la atención, pero era yo y ahora no soy nada. Un simple recuerdo en la memoria de la gente que me conoció y que no tardará mucho tiempo en desaparecer también. Nadie sabrá que existí alguna vez.
   Solo mi familia y dos personas más lloraron mi muerte. Una de esas dos personas era un amiga mía con la que solo pasé pequeños momentos que, aunque fueron cortos, me hicieron sentir grande. Ahora sé lo importante que era yo para esa persona y me arrepiento de no haber pasado más tiempo con ella, de no apreciar lo que tenía al alcance de mi mano... ahora es demasiado tarde.
   La otra persona que lloró por mí fue, aunque aún sigo sin creérmelo, el chico por el que no dormía, ese que estaba en mi cabeza en todo momento. Sí, ese chico que jamás pensé que supiera de mi existencia lloró. Al principio fue una pequeña y solitaria lágrima recorriendo su mejilla hasta la comisura de sus labios, los cuales pronunciaron mi nombre siete veces, los cuales siempre quise besar. Esa lágrima vino seguida de más mientras él le daba un golpe fuerte a la pared, consumido por la frustración y la pérdida sobre un fondo de amargura y tristeza.
   En ningún momento me aparté de su lado y al verle así quise llorar, decirle que no pasaba nada, que yo estaba allí, con él. Quería abrazarle y sentir sus manos en mi espalda mientras me estrechara entre sus brazos... pero, obviamente, no pude y jamás podré hacerlo. No soy más que aire en mitad de la nada, nadie me ve ni me oye y dentro de un tiempo seré menos que nada.
   La Muerte me ha arrebatado todo lo que tenía: mi familia, los pocos amigos que tenía, mi hogar, el único chico al que he querido con todas mis fuerzas... Y lo que es más importante, me ha arrebatado mi futuro. Nunca sabré qué se siente al tener un hijo entre los brazos, al tener que madrugar para ir al trabajo, al tener veinte exámenes en la misma semana... Nunca sabré lo que es que alguien me susurre un "te quiero" al oído, trasnochar y volver a casa por la mañana, conducir mi propio coche e ir adónde quiera, a pesar de que luego tenga que pagar la gasolina... Hay muchas cosas que no conoceré y otras tantas que no volveré a hacer, pero no puedo hacer nada para cambiarlo, no puedo volver atrás en el tiempo y volver a vivir la vida.
   Mi luz se apagó y jamás volverá a brillar... se esfumó mi momento de vivir.
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